domingo, 6 de diciembre de 2020

Mank

 

Dir. David Fincher

Reparto: Gary Oldman, Amanda Seyfried, Arliss Howard...

Estados Unidos, 2020, 212 minutos

Netflix







Un trineo con nombre de clítoris

El estreno del año en Netflix, tras sus anteriores Roma y El irlándés; cine serio en la plataforma de los súper héroes y de las series para descerebrados. Es un objetivo meramente táctico para abogar por las plataformas como lugar de estrenos, como hacen ya varias mega productoras tal que  Warner con HBO.

Se trata de un capítulo más de la saga producida en torno a Ciudadano Kane, esta vez abogando por los derechos de autor en tiempos en que muchos guionistas no podían firmar, primero por problemas de dinero al filo de la Gran Depresión y luego por la Caza de Brujas al filo del neofascismo de McCarthy. 

Y de paso glosar la figura de uno de los genios de Hollywood, el judío Mankiewicz nacido ya en Nueva York pero prohibido en Alemania por Goebbels. Genio debido en parte a la botella y en parte a pesar de ella, que hacía que actuara de tocapelotas de los poderosos de los estudios, pero también de su esposa, la "pobre Sara".

Gary Oldman, siempre un poco histriónico, borda el papel, en parte también porque es un auténtico caramelo para cualquier actor con presencia y buena dicción. La fotografía en un clásico blanco y negro con mucho contraste y también muchos rincones oscuros, como ya viene siendo costumbre, es magnífica. Y el guion cansa, con casi dos horas de eso que se llamaba diálogos de florete, donde cada vez que Mank abre la boca no da puntada sin hilo.

Y cansa y tiene un bache a medio metraje y le falta alma, corazón y vida, como en el bolero. Hay que verla, desde luego, aunque solo sea para descubrir que la palabra que pronuncia el magnate Randolph Hearst en su lecho de muerte, Rosebud, literalmente capullo de rosa, no se refiere al trineo de su infancia, aquella época en que fue feliz, sino al clítoris de su amante. Como diría Groucho, para el que, por cierto, también hizo guiones Mank, "¿Mi juventud? puede usted quedarse con ella". 

La esquiva felicidad tiene nombre de flor. Y dejémosnos de infancias.

alfonso