Act. Tom Hardy, Cillian Murphy... y los efectos especiales
UK y aliados, 2017, 107 minutos
Propaganda exquisita
Una nueva ración de propaganda convirtiendo en victoria una derrota, aderezándola de gestas heroicas y patrióticas para conseguir que los imbéciles sigan marchando a la guerra, ahora por una soldada más sustanciosa, o por las matracas imbuidas por curas, imanes, ayatollas o presidentes dícense democráticos.
Eso sí, magníficamente pergeñada en base a unos efectos especiales cuya nómina arrasa la pantalla al pasar el rodillo de los créditos que soslaya casi al pobre elenco, con un Keneth Branagh, antaño un estupendo muñidor shakesperiano, hoy una patética caricatura de sí mismo.
Lo mejor la historia (una hora) de los pilotos, seguida de los marinos (un día) y rematada por la ovejuna infantería, una semana.
El final, con el discurso del batracio de Churchill añorando el imperio y saludando al incipiente que todavía hoy nos subyuga con sus juegos de tronos para millenials, esos descerebrados abducidos por las redes sociales, es sonrojante.
Pero Christopher Nolan siempre ha sido un director sobrevalorado que, como Rita Barberá, es experto en fuegos de artificio de media intensidad. Hay que salirse en el minuto 100 de metraje.
alfonso