Guión: Alice Birch
Act. Florence Pugh, Christopher Fairbank. Cosmo Jarvis, Noami Ackie...
Reino Unido, 2016, 89 minutos
Cumbres venenosas
No es una víbora ambiciosa que quiere ver rey a su hombre. No hay que confundir ambición con maldad. Y ni siquiera eso, pues la protagonista no hace más que defenderse de la agresión de su entorno, suegro, marido, sirvientes... que la convierten en un objeto inanimado y estéril, devota de su libro de oraciones y encerrada en una helada mansión de Northumberland, al norte de los yertos páramos de Yorkshire.
No hace más que defenderse del sistema que ha creado el puritanismo victoriano, la estructura de propiedad de la tierra que la liga a ella como si fuera una planta; de la dialéctica amo esclavo y de la propiedad capitalista británica de mediados del siglo XIX, al borde de la revolución industrial.
Ciertamente se excede con setas, bastones y las manos desnudas, pero vemos a una mujer que responde a la violencia con violencia crecida y se rinde a sus emociones.
Todo en medio de una fotografía envuelta en una bruma fina que hace que te restriegues los ojos en un vano intento de despejarla; en una atmósfera permanentemente ocre, excepto sus vestidos; sin música y con unos encuadres que tienden a la geometría, excepto en los arrebatos, dicen que de pasión, mejor sería decir lujuria, un término más veraz y menos mediterráneo.
Cuídate de quien te odia pero cuídate más de quien dice amarte.
alfonso