sábado, 22 de septiembre de 2012

Mátalos suavemente

Dir. Andrew Dominik
Act. Brad Pitt, Scott McNairy, James Gandolfini, Sam Sheppard, Ben Mendelsohn...

EE.UU, 2012













Un Tarantino de los de antes
Es decir, antes de que accediera a las más altas cimas de la cretinidad y de creerse su propio personaje. Porque sin duda los diálogos de sus dos primeras películas, Reservoir Dogs y Pulp Fiction han influido en los  muy logrados de esta, que son realmente lo mejor junto con las actuaciones, en especial del gran -en todos los sentidos-, James Gandolfini.

Pero el novel director neozelandés abusa de los pleonasmos y para ilustrar que el sistema económico actual y la mafia se basan en los mismo principios y que la violencia y el crimen son los hijos legítimos del capitalismo nos mete de banda sonora los discursos de Bush y Obama al calor de esta crisis. Es como decir Christma de Navidad o terrorismo de Estado...

Mejor podria haber recuperado la canción de Roberta Flack que ha inspirado el título, como marco perfecto para los brillantes diálogos, que suceden en su casi totalidad en los coches, y la tenebrista puesta en escena en una Nueva Orleans nocturna donde no deja de llover.

Una antigua amiga decía que el mejor sitio donde poner un micro para enterarse de la vida de una persona era en su coche. Allí, en ese metálico útero materno, se bajan las defensas, se susurran los secretos, se cree uno a salvo del mundo.
Por eso yo no tengo coche.
alfonso

sábado, 15 de septiembre de 2012

The deep blue sea

Dir. Terence Davies
Act. Rachel Weisz, Tom Hiddleston, Simon Rusell Beale
Reino Unido, 2011














Abismo de pasión... inglesa
Puesta en pantalla de la obra de teatro de otro Terence,  Rattigan, se trata de una obra trágica sobre el amor con ribetes de drama victoriano, que aborda el corazón femenino como sólo un homosexual puede hacerlo, es decir, con gran sensibilidad, cierta rebeldía social y un punto almibarado. Y el director ha buscado una puesta en escena clasicista que en algunos momentos traspasa la fina línea que divide precisamente lo clásico de lo rancio.

Y ello se debe a una fotografía de luz cenagosa y grano duro que en escenas nocturnas produce un desenfoque que recuerda al gaussiano de Photoshop y que hace que uno se ajuste constantemente las gafas en busca de mejorar la calidad de unas imágenes muy hermosas, particularmente el excelente plano secuencia del metro donde los refugiados de los bombardeos de la II Guerra Mundial cantan -curiosamente- el himno dublinés Molly Malone.

Una película que nosotros disfrutamos con cierto distanciamiento y ellas con mirada húmeda, absorta y entregada, cómplice de los sufrimientos de una mujer que renuncia a todo por puro corazón.
alfonso

domingo, 9 de septiembre de 2012

El río que era un hombre

Dir. Jan Zabeil
Act. Alexander Fehling

Alemania 2011













Hipnosis de barracón de feria pueblerina
Bendecida por el gran Herzog al que imita descaradamente haciéndole un pobre homenaje, ha triunfado en todos los festivales en que ha concursado, especialmente en el de Donosti del pasado año, en la sección Nuevos Directores. Cosas más raras se han visto, sin ir más lejos el León de Oro de hoy a la última parida del coreano Kim ki Duk, Pietá, que no se la traga ni un estructuralista alemán en un receso de los Juegos Paralímpicos. Y lo digo con conocimiento de causa porque alguna de ese pavo ya me he tragado.

En esta, un guiri que milita como tal en pleno delta del Okavango, Botsuana, sale de excursión con un guía autóctono, y tras pasar una primera noche con el viajero fallece. Al espectador no le extraña que muera de puro aburrimiento después de la apasionante conversación que le da el germano, que hace que la Merkel parezca unas castañuelas cuando promete quitarles las pensiones, arrancar las semillas y fusilar a los niños de  los países PIGS.

Luego el guiri deambula por el delta más perdido que un abstemio en Salou, contacta con los locales, que no se muestran muy contentos de que se haya deshecho del cadáver, intenta cazar un cocodrilo que presuntamente se ha comido al muerto y cuando nos tememos lo peor, es decir, que la película dure otra hora y media más, nos lo encontramos en el avión de vuelta a casa.

Se anuncia como hipnótica y contemplativa y yo la encuentro más lisérgica, que sería la única manera de verla con cierto aprovechamiento.
alfonso

viernes, 7 de septiembre de 2012

El amigo de mi hermana

Dir. Lynn Shelton
Act. Emily Blunt, Mark Duplass, Rosemarie Dewitt
EE.UU.  2011














Tremenda babosada
Un chico se va a una isla del estado de Washington, a pasar unos días en una cabaña desierta y se encuentra una chica que es lesbiana. Se acuesta con ella y al día siguiente llega la hermana de la susodicha...
Lo que podría ser un mediocre, aunque sugerente, argumento de peli porno, se convierte en una aburrida e interminable película, tan políticamente correcta que hace de emético infalible. Sobre todo la escena final con el macho arrepentido, buscando el consuelo en la confesión y asunción de la culpa por tener pene y esperma. Y ahí se produce entonces la pota final del 25% de la sala, el público masculino.

Santificada por la crítica bienpensante y la santísima trinidad de los festivales indies, Sundance, Tribeca y Toronto, no hay por donde cogerla. Es aburrida, no tiene ritmo, desaprovecha el espectacular paisaje del noroeste estadounidense y está rodada a base de paleolíticos planos-contraplanos, que arroja un producto final primitivo y basto.

Pero todo hay que decirlo, a ellas, a las dos, sí hay por dónde cogerlas. En el sentido castellano y mexicano del término.

Si no digo algo parecido reviento...
alfonso

sábado, 1 de septiembre de 2012

Hara Kiri, muerte de un samurai

Dir. Takashi Miike
Act. Ebizo Ichikawa, Eita, Koji Yakusho
Japón, 2011








El samurai que hacía sombrillas de papel
Segunda película que llega por estos pagos del gran Miike, ver la anterior 13 asesinos, que homenajea sin tapujos el clásico de los 60 realizado por Masaki Kobayashi, a la vez que constituye todo un canto al periodo de cine canónico japonés de Ozu  y Kurosawa.

Al igual que su predecesora, plantea un ataque frontal contra el Shogunato, en este caso de la dinastía Tokugawa a finales del siglo XVII, que vino a concluir el periodo Edo de grandes y salvajes luchas feudales, para dar paso al periodo Meiji, que supuso la apertura de Japón y su despegue como potencia colonial de Asia. Pero también apunta directamente contra el Trono del Crisantemo, vigente hoy en día con la patética dinastía monárquica de los Hito y, sobre todo contra el neofascista ilustrado de Mishima que vino a reivindicar la subcultura samurai y su código de honor, el bushido, tras la derrota nuclear.

Especialista en coreografíar peleas a espada, Miike, rinde un homenaje a su predecesor a base de una fotografía cálida y prodigiosamente iluminada, con lentísimos travelling, una cuidada puesta en escena, -admírense sobre todo los kimonos- y una música tan refinada como el resto de la película.

Pero tampoco desdeña la violencia de un samurai que tiene que elaborar sombrillas de papel de cera para sobrevivir en las penurias de la oscura era medieval japonesa, a la vez que reivindica también la educación, los libros y al campesinado. 

Ecos de otros tiempos en esta época de vuelta a un neofeudalismo digital,  tan poco propicia para la lírica.
alfonso