Un interesante artículo de Carlos Pietro en El Confidencial sobre cómo la uniformización masificadora avanza como una apisonadora de la mano del populismo, también en el lamentable cine de streaming.
Claro que sigue siendo mejor que la basura no menos lobotomizadora de la programación televisiva, sobre todo en RTVE de las FET y las JONS sanchistas y demás excrementos de la pequeña pantalla.
Luego, esa gente vota lo que vota. Lo que pota. 1984 está ya entre nosotros, dentro de poco estará prohibido por los woke, o sea cancelado, apagar la televisión.
Post Scriptum. Y en Spotify parece que lo que más se escucha son artistas falsos creados por AI, que no generan derechos, claro.
alfonso
Entresacamos algunos jugosos párrafos:
Como la guerra del streaming sigue siendo (en parte) por acumular (cualquier contenido), en 2024, las plataformas estrenaron varios thrillers españoles, algunos descabellados, como Reina Roja (Prime Video). Inenarrable adaptación de una novela de Juan Gómez-Jurado, Reina Roja es tan placentera como una colonoscopia, pero cumple escrupulosamente con lo que las plataformas creen que sus suscriptores necesitan: diálogos epatantes, tramas inverosímiles, montaje compulsivo, estilo pretencioso (pero vacío), y en general, todo lo que necesitas para ver la tele con el cerebro lobotomizado.
La Típica Película de Netflix nunca rechaza meter efectos digitales, aunque la toma no los necesite. A falta de puesta en escena, La Típica Película de Netflix recurre a melodías reconocibles de artistas caros para crear atmósferas, como el uso vacío del Let's Dance de David Bowie, de fondo en Un deseo irlandés, fantasía despiadadamente aleatoria sobre el intercambio de cuerpos en la que Lindsay Lohan planea casarse con un rico novelista irlandés que vive en un castillo.
Con la retirada de Rafael Nadal, quizá no quede nadie en Occidente capaz de concentrarse en una sola cosa más de cinco minutos. Hay gente en el Metro viendo series de Netflix en el móvil, mientras alguien pasa rapeando para ganarse unos eurillos y la megafonía anuncia la llegada de la estación: Vodafone Sol Adolfo Suárez. Más tarde, puedes seguir viendo la serie en casa en mejores condiciones, pero con la concentración igual de precaria, mientras cocinas unos guisantes, compras unas luces de Navidad en Amazon o das de comer al gato, imponderables asumidos por Netflix, siempre atenta a las necesidades del suscriptor disperso…
Tras pasar por el sofisticado algoritmo, entrenado para gustar a una ama de casa de Wichita, pero también a un conductor de autobús de Toulouse, las películas de Netflix se parecen tanto entre sí como los hijos de Zidane y Raúl a sus padres.En una crítica a Atlas, película de ciencia ficción de Jennifer López, The Hollywood Reporter contó: “Otra película de Netflix hecha para ver a medias mientras pones la lavadora”.
Con Netflix estrenando varios productos al día, empezó a gestar un estilo propio, que Tavlin describe como “anticine adormecedor”, o “La Típica Película de Netflix”, “diseñada con algoritmo para agradar a cada uno de los dos mil grupos por gustos que la plataforma utiliza para segmentar sus productos.