Dirección y guion: Coraline Fargeat
Reparto: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid...
EE.UU. 104 minutos, 2024
La crítica dice que es una despiadada crítica feminista. No hay que hacer caso. Es simple sentido común, el menos común de los sentidos, contra la dictadura televisiva, el Benidorm Fest, Master Chef, las Campanadas (a muerto) de la nochevieja y otras mamarrachadas que tanto cautivan a una teleaudiencia con la que cuenta el gobierno para que vote a sus sicarios en medio de la marea.
Una estrella de la televisión en horas bajas por su provecta edad, -quién la pillara-, toma una droga para revivir su mejor yo, es decir, el más joven, y seguir siendo una estrella catódica que entra en la ventana electrónica que todas las casas tienen que tener encendida bajo pena de arresto intelectual. La historia no es muy original y además el final, con una orgía gore en la que se despilfarran litros de jarabe de maíz con algo de colorante amarillo está muy pasada.
Demi Moore está magnífica, Dennis Quaid sobreactuado aunque la culpa no es suya sino de la guionista, por más que la escena de las gambas explosionando mayonesa en sus belfos es un hallazgo, y la diva jovenzuela cumple sin más, que ya es bastante.
Curiosamente, aunque la mitad de la cinta muestra a bellas mujeres desnudas la sensualidad brilla por su ausencia, un acierto sin duda, pero la moralina final, el abuso del gore para justificar la factura de los efectos especiales que provoca ciertas arcadas mentales, y el mensaje hipertrofiado deslucen en la última mitad un metraje desproporcionado que dispara contra la estética Tele5 que acabará con la vida en el planeta más que el cambio climático
alfonso