Dir. Jonás Trueba
Reparto:Itsaso Arana, Vito Sanz, Fernando Sanz...
España, 114 minutos
Filmin
Dir. Jonás Trueba
Reparto:Itsaso Arana, Vito Sanz, Fernando Sanz...
España, 114 minutos
Filmin
Dir y guion:. Matthieu Delaporte, Alexandre de La Patellière
Reparto: Pierre Niney, Anaïs Demoustier, Laurent Laffite...
Francia 2024, 178 minutos
Movistar
De la mano de los mismos realizadores de Los tres Mosqueteros, también de Dumas, asistimos a una magnífica película o serie en dos capítulos, esta vez ese deleznable formato sí merece la pena, sobre uno de los folletines de aventuras más aclamados del pasado reciente que ha dado pie a multitud de secuelas y versiones en casi todos los formatos posibles.
Romanticismo y exotismo, atentos a las referencias a Oriente, ese exotismo no se impone, no obstante, a una ambientación muy francesa; los cuadros de bellísimas odaliscas y las referencias al Imperio Otomano y su parafernalia se unen a una puesta en escena esplendorosa y una música que imparte un cursillo sobre este aspecto en las películas, porque entra perfecta, se oye sin escucharla, arropa, pero también deja su impronta en el espectador.
La historia es archiconocida, la de una injusticia y una venganza en tiempos de la revolución bonapartista, ¿o quizá deberíamos decir contrarrevolución?, de un marinero que aspirar a escalar en la jerarquía social y le encierran en un tenebroso castillo con un abate que se convierte en su mentor y le revela uno de los secretos de los Templarios.
Sin ánimo de reventar el final, -olvidemos ese palabro de wokes, spoiler-, Edmundo Dantés vuelve al mar, "donde todo es horizonte y nada ha sido construido por el hombre". Son tres horas casi de maravilloso goce artístico y aventurero.
No es cierto esa boutade que dice que la venganza se sirve fría, -en caliente también es exquisita-, pero sí aquella otra que dice que quien busca venganza que cave dos tumbas. Aunque una, la del ejecutor, sea virtual.
alfonso
Dirección y guion: Blanca Torres
España, 2024, 87 minutos
Movistar
Oí hablar de Marisol antes de tener que ir a ver sus empalagosas películas. Mi padre había trabajado con Luis Lucia en Molokai, la pringosa película sobre un cura en la isla de leprosos del mismo nombre, que hacía las delicias del Obispo Morcillo, alias El Biscúter, y de todos los espectadores, que se partían de risa en las escenas más dramáticas. Me habló, digo, de una niña que era un fenómeno, andaluza rubia y de ojos azules, que cantaba con una voz que producía el mismo efecto que rascar la pizarra de clase con las cinco uñas, y que cayó secuestrada por el clan Goyanes.
O sea, que el documental recién estrenado prometía, porque como todos sabemos, la historia de esta mujer ilustraba muy bien una etapa clave de este país: franquismo (junto con Raphael), Transición, izquierdismo infantil de la mano del siniestro estalinista Ignacio Gallego, destape de la mano de César Lucas, fotógrafo de Interviu, casada en Cuba con el gran Antonio Gades, un hombre que se arrimaba a una falda como una polilla a una bombilla. Pepa le pilló en pleno romance, es un decir, con Laura del Sol en el set de El amor brujo y dijo basta. Y luego, como en los números de los magos más carpetovetónicos desapareció de escena, un mutis de los que hacen historia. Para bien.
Pues todo eso da para un gran documental o largometraje, pero el equipo perpetrador lo frustra con ahínco para montar un batiburrillo feo, sin gracia, aburrido y manipulador, para mayor deleite del clan de feministas dementes que ramonean por el metraje diciendo tonterías, estupideces, mentiras como pirámides, en boca de eximias portavoces de la estupidez hispana como Elvira Lindo, Cristina Almeida, Vicky Flores y, -atentos-, Esperanza Aguirre.
Es como si encontráramos una botella de whiskey irlandés 10 años, Connemara, por ejemplo, y lo mezcláramos con Coca Cola.
Imbebible, intragable como este engendro cinematográfico que se subtitula Proceso a un mito, cuando a la que había que procesar es a su directora. Y condenarla. A galeras, por lo menos.
alfonso