Dir. Bernard Stora
Reparto: Niels Arestrup, Patrick Bruel, Irène Jacob...
Francia, 2020, 103 minutos
Después del calentamiento global, la destrucción de los océanos y la escasez del Rioja alavesa, la manipulación es una de las siete plagas que amenazan al hombre y menos a la mujer que suele ser una virtuosa de ese dudoso arte.
Un millonario francés compra una suntuosa villa que fue suya de niño a orillas de la Costa Azul, fruto de dinero negro y de un tejemaneje con el ayuntamiento local. Un Algarrobico en plan pijo. Una mujer abandonada por su marido, socio del otro, denuncia todos los trapos sucios de la operación y el empresario llama a un célebre abogado para que le saque las castañas del fuego. Se trata de uno de los últimos trabajos del extraordinario Niels Arestrup, recordado como el mafioso corso, perdón por la redundancia, de Un profeta.
Un magnífico guion, con afiladísimas frases, al que, no obstante hay que perdonar el truco barriobajero de la conversación en el coche, que delinea un personaje inolvidable y con un final que, por alguna dichosa vez, no acaba con la losa cadavérica del happy end hollywoodiano.
Si naciéramos con más habilidades y algo de experiencia trasmitida genéticamente, por HDMI o Bluetooth, no caeríamos con tanta facilidad en las trampas que nos prepara el destino. Seríamos como viejos prematuros, solitarios, cínicos, descreídos y entregados al alcohol y la melancolía.
O sea, tan ricamente.
alfonso