Reparto Oleg Ivenko, Ralph Fiennes, Louis Hofmann, Adèle Exarchopoulos
Reino Unidos, 127 minutos, 2018
Lo importante es la historia
Nunca me han gustado ni el ballet clásico ni el mimo. No sé si están representando una delicada historia de amor o desmontando un motor de cuatro tiempo. Pero la historia de Rudolf Nureyev contada por un hombre de la sensibilidad del paciente inglés engancha, fruto de un gran equilibrio visual e histórico.
A pesar de Leningrado, -siempre se llamará Leningrado el marco de las Noches Blancas de Dostoyesvsky-, el Hermitage y el Neva, era prácticamente imposible que un artista de la talla de Nureyev se quedara en la Madre Rusia, habiendo conocido el ambiente del París de los años 60.
Fiennes lo cuenta bien, apoyado en un sólido guion de David Hare, y lo hace todo con mesura, el sexo, el personaje volcánico y sus contradicciones, la amiga de Malraux, los kapos del KGB, la posproducción de los bailes que casi no se nota.
Lástima de la cara de triste que se la ha quedado al bueno del director, yo creo que tras la historia de The Reader, tras leerle a Kate Winslet algunas de las mejores obras de la literatura fin de siglo, de qué siglo no importa. Por cierto, gazapo de los gordos al confundir "mirlo blanco" con "cuervo blanco", título en el original, símbolo del personaje diferente a todos.
Pero como le dice Pushkin, -el personaje, no confundir con el escritor-, al bailarín, la técnica no importa, lo que importa es la historia. Menos mal que no han traducido "el relato", como esgrimen ahora los abyectos políticos que medran por robarnos.
alfonso