Act. Tom Hanks, Mark Rylance, Amy Ryan...
EE.UU. 2015, 135 minutos
Entre el clasicismo, la naftalina y... Palomares
El cine de Spielberg se mantiene incólume junto a su actor fetiche Tom Hanks, abanderado de la clase media estadounidense más en lo actoral que en lo sociológico, nadando siempre entre dos aguas, clasicismo y naftalina, épico y sentimentaloide, grandioso con toques naif. Sin olvidarnos jamás de la escena más conmovedora del celuloide, la niña con abrigo rojo de La lista de Schindler.
Aquí nos recuerda un episodio de la Guerra Fría, el intercambio de espías entre un piloto -tonto a tiempo completo-, de los aviones espías U2 que sobrevolaban China y la URSS, por uno ruso, pintor y melómano, comandado por el gran Mischa, maestro de espías de la República Democrática Alemana, que consiguió hacerse con los secretos de las bombas atómicas de los gringos y equilibrar la balanza antes de que descargaran en Palomares, con el consiguiente trastorno de la población almeriense como ha podido verse en las últimas elecciones en Andalucía.
Tom Hanks en su línea, una puesta en escena exquisita, aunque con una nieve y un Berlín un poco falso, una historia que renquea a la mitad, buenas intenciones, discurso kennediano y ausencia de personajes femeninos para asombro del respetable, en una tarde noche agradable ante la pantalla. Hoy en día, parece un derroche de inteligencia.
alfonso