de Harold Pinter en El Matadero
Dir. Andrés Lima
Act. Animalario, Alberto San Juan y Willy Toledo
Vladimir y Estragón, ahora asesinos a sueldo
Cansados de esperar a Godot y el holocausto nuclear al calor de la Guerra Fría bajo un árbol decrépito, los dos personajes de Beckett han mutado al ritmo de los tiempos en dos asesinos a sueldo que esperan su próximo encargo en un útero pantanoso, conectados al exterior por un cordón umbilical en forma de montaplatos.
Hecha de la misma materia que los sueños tras un despertar cenagoso de esos de boca pastosa, con una puesta en escena brillantemente iluminada y filtrada por un humo pegajoso, los dos amigos bordan un recital de violencia, absurdo, amargura y humor, con un Willy Toledo magnífico paseando por el filo del drama y la comedia.
Lástima que una parte del público que rodea ambos lados del escenario esté deseando reírse a toda costa durante la representación para no mirar furtivamente a ambos lados de la calle a la salida y evitar pensar que la obra continúa interminable.
alfonso