Dir. Ángel Gutiérrez
Act. María Muñoz, Jaime Adalid
Teatro de juguete
Desde la antesala y el pequeño corredor atravesando un jardincillo y un saloncito, todo como de miniatura, hasta llegar al falso proscenio, donde no se sabe qué es dramaturgia y qué realidad, con una interpretación cándida y unos efectos de pompas de jabón que caen benévolas sobre los jóvenes intérpretes... Todo parece, en efecto, de juguete.
Sin perder de vista lo primoroso de los vestidos de ella, el que realmente se le caiga una lágrima durante su actuación, las palabras masticadas del joven soñador, el texto algo amputado del gran Dostoyevsky, lo anoréxico de la puesta en escena, el final ampuloso y fuera de lugar impuesto por el director y el cariño que destilan hacia el teatro todos los que participan en la obra.
Dentro de la semana Rusia en Madrid, esperemos que a los actores no les haya afectado el método Stanislawski que reivindica el Teatro de Cámara Chejov, ni la sensibilidad melancólica y existencialista del epiléptico autor ruso, el que mejor definió eso que Lenin llamaba el "alma eslava".
alfonso