Act. Colin Firth, Julianne Moore
Dulce galbana
Un ejercicio de estilo, estilazo, para una historia vacua, extraída de un libro de Christopher Isherwood, nunca mejor dicho, porque le han extirpado los personajes y han dejado la historia en los huesos, sin sustancia. Eso sí, la casa, el vestuario -el director es diseñador de Gucci-, los objetos, el coche, los cigarrillos malvas, ¡malvas! de la chica... son deslumbrantes.
Magníficos los dos actores y graciosa la broma de Julianne Moore sobre su leyenda acerca de la fiabilidad del color zanahoria de su pelo -véase Vidas cruzadas y su famosa escena del cruce de piernas-, pero la cinta llega a aburrir y empalagar con su estética gay. ¡Vamos que besar a un perro y decir que huele a mantequilla!
Pero sólo por la música de Shigeru Umebayashi, habitual de Wang kar Wai, merece la pena. Sólo él hace creible el dolor de la pérdida de Colin Firth.
Si hasta parece que la ópera, -Madame Butterfly, claro-, no la cantase una gorda con colitis.
alfonso
Si hasta parece que la ópera, -Madame Butterfly, claro-, no la cantase una gorda con colitis.
alfonso